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viernes, 18 de marzo de 2011

un viaje en tren

Unas miradas se cruzan, una sonrisa brota de mis labios, sé que le sorprenderá y quizá no le guste, pero vale la pena arriesgarse, un viaje en el ave no se da todos los días y menos los dos solos. ave.jpg 
Ya lo había pensado a la ida, pero no surgió la oportunidad, ahora con el frío que hace, encuentro la forma oportuna, mi mente trabaja deprisa, que nervios, estoy excitada solo al pensar lo que voy hacer, pero de eso se trata. - adelante déjate llevar- me digo. Y si, prosigo toda mi puesta en escena.Llevo un fular negro enorme en la maleta, siento frío y me voy a buscarlo, si bien al levantarme, procuro que partes de mi anatomía se rocen con su cuerpo.

El aire acondicionado del ave no está preparado para ahorrar energía precisamente, hace muchísimo frío y ÉL también lo nota.Le ofrezco cubrirse con parte de mi fular, y pese a ser poco masculino, acepta, ha  caído en mi red y no se ha dado cuenta.Yo, sonrío, ÉL, me mira con cara de interrogación.Una mano se desliza bajo el gran fular, sus ojos no se apartan de los míos, entre sorprendidos y excitados. Su cuerpo nota el peligro, pero sigue mirándome pensando que no seré capaz de llegar más lejos, ¡¡¡¡que equivocado que está!!!!La cremallera cede suave bajo mis dedos, los botones se abren sin apenas ejercer presión.

Sigue mirando, pero no dice nada, es el posible peligro de que nos descubran lo que lo tiene paralizado, bueno, no del todo paralizado como descubre mi mano oculta, pero el peligro es relativo, creo que nadie puede vernos.El vaivén del tren me descubre el ritmo a seguir, esas oscilaciones sobre la vía, marcan los pasos de baile al que ÉL se suma sin prejuicios, es lento, suave, pero su traqueteo constante hace que fluya la sangre.

Su rostro….como me mira, veo la lujuria en ellos, sus labios….no tienen palabras, no emiten sonidos, el mismo se los prohíbe pensando en que ocurriría si nos descubrieran.
 en-el-tren.jpg
 Soy caprichosa y suelo tener lo que quiero, en ese momento, lo que quiero, lo tengo en la mano, y no pienso dejar escapar la oportunidad de saborearlo. La oportuna visión del exterior me da la ocasión de tumbarme sobre ÉL y descubrir el fular lo justo para lamer lo que mi mano mece, justo a tiempo, justo cuando explota en mi boca, que sabor más dulce…..el sabor del placer otorgado. 

Creo que a partir de ahora viajaremos más a menudo en tren…….

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